Finalmente, la moto de Julio estaba lista. Nosotros luego de 5 días de reposo forzado estábamos con unas ganas increíbles de volver a la ruta, el miedo a otra rotura estaba permanentemente entre nosotros y nos obligaba a pensar que esta podría no ser la última vez en donde nos quedaríamos varados.
Igualmente, y felices por poder salir, dejamos Las Grutas a eso de las 3 de la tarde, encaramos primero para San Antonio Oeste para cargar combustible y luego de ello sí retomamos la Ruta 3 con rumbo a Trelew. Por la cantidad de kilómetros que teníamos por delante, la idea de ir Trelew no nos parecía tan alocada. En fin, ya estabamos de viaje, felices volvimos a cruzar esas interminables rectas patagónicas, afortunadamente el viento todavía no daba el presente pero sabíamos que pronto iba a aparecer con sus características ráfagas de 80 kmx hora.
El camino hacia Trelew transcurrió sin problemas, el clima era ideal y la sensación de estar nuevamente en la ruta fue indescriptible. A la altura de Puerto Madryn decidimos frenar a cargar combustible, grande fue nuestra sorpresa al ver que mi hermano Tomás no aparecía. Lo esperamos un buen rato y cuando recién aparece en su moto y le vemos la cara nos damos cuenta que las cosas no andaban bien.
Preocupados nos acercamos a el y nos dice que se sentía muy mal. Nosotros pensando que era un dolor pasajero no le damos importancia por lo cual lo invitamos a que se siente un rato y descanse. A la hora de descanso vemos que su estado empeora a cada rato. Intrigados por saber cual podría haber sido la causa le comenzamos a preguntar los síntomas y nos manifiesta que había comido algo que le había caído mal, el muchacho estaba intoxicado.
Con esta situación tanto Julio como Yo no dudamos en acampar inmediatamente y esperar que se mejore. El problema es que donde estábamos no había ningún camping ni reparo donde dormir por lo cual me subí a mi Jawa y salí a buscar el hotel más barato.
Afortunadamente conseguí que nos alojaran en un Hostel de esa ciudad en donde Tomás pudo descansar las horas que necesitaba y recuperarse de su intoxicación.
Por nuestra parte Julio y Yo aprovechamos para visitar a un gran amigo nuestro que estaba de paso por la ciudad visitando a su familia. Grande fue su sorpresa al recibir mi llamado y manifestarle que estaba en Madryn, sin esperar un segundo el se vino para el Hostel y salimos a comer unas pizzas.
Al otro día, afortunadamente Tomás se levantó en mucho mejor estado por lo cual pudimos armar el equipaje en las motos y encarar para Caleta Olivia.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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