domingo, 14 de diciembre de 2008

Ushuahia-La Quiaca:Mendoza-Chepes

En Mendoza Capital decidimos pasar 1 día de descanso. La verdad es que estábamos agotados ya que veníamos desde Río Gallegos andando sin parar deteniéndonos a dormir solamente.

Ese día de descanso en Mendoza nos hizo muy bien, aprovechamos para estar con nuestros familiares y hasta comimos un excelente asado.
Luego del día de descanso nos fuimos a dormir muy temprano para levantarnos a primera hora para seguir rumbo al Norte.
La primer parada del día fue a la salida de Mendoza donde nos encontramos con un Jawero que venía bajando desde la Rioja con su mujer en una Jawa 350. Aprovechamos la excusa de las motos para tomarnos unos mates y descansar antes de volver a la ruta.
Una vez en camino fuimos sin problemas hasta San Juan capital. Ahí a la sombra de un árbol almorzamos con un camionero quién nos informó acerca del estado del camino más adelante.
La verdad es que a partir de ahora el estado de las rutas y que camino tomar era para nosotros una verdadera incógnita, por ello se volvía muy importante preguntar y consultar siempre que camino nos convenía.
En estas latitudes y por la época del año, el calor cada vez cobró mas importancia, la temperatura ascendía rápidamente y según nos habían dicho ya hacían como 40 grados a eso de las 13 horas cosa que nos preocupaba ya que teníamos que atravesar un desierto en nuestro camino a la Rioja.
Después de almorzar dejamos San Juan atrás para internarnos en una ruta desértica en donde por las banquinas se veían chozas de adobe con carteles que pedían que les lleven agua. La única señal de vida que se veía era cada tanto un burro y a veces los chivos. Realmente ese lugar era un páramo, no había un solo árbol y el sol rajaba la tierra.

Nosotros estábamos muy preocupados por las motos ya que el termómetro en este desierto marcaba cerca de 48 grados de calor lo cual además de sentirse terriblemente en el cuerpo lo sentían las pobres motos que no reaccionaban.

Realmente esta parte del viaje fue muy difícil, en todo el camino no superamos los 60 kilómetros por hora, ibamos con la campera abierta y la tentación de sacarse el casco cada vez era más fuerte. La realidad es que aquí hay que tener mucho cuidado con la desidratación y por sobre todo no exponer demasiado la piel al sol ya que se quema muy rápido corriendo el riesgo de insolarse.
Luego de 3 agotadoras horas atravesando el desierto con una temperatura de 48 grados nos acercamos a la Provincia de La Rioja. Era increíble ver como tornados de tierra y aire caliente cruzaban constantemente el camino, uno se sentía en el medio del sahara practicamente.


Una vez que entramos en La Rioja, el paisaje volvió a cambiar para en esta ocasión aparecer el verde del monte, muchos arboles y arbustos rodeaban el camino. Llegamos a la localidad de Chepes a eso de las 6 de la tarde muy cansados por el calor y la dificultad del camino, ahí aprovechamos para buscar un lugar donde descansar y hacer noche finalmente.

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